miércoles, 17 de enero de 2007

Mahabalipuram (Tamil Nadu, India)

Mahabalipuram

Situado en las orillas de la bahía de Bengal, El arte de Pallava prosperó aquí a partir del 600 d.de.c a 749 d.de.c. Con santuarios y enormes esculturas talladas en la roca, es sinónimo de relax, arena, playas, palmeras, y sede de los últimos vestigios del arte y la historia dravídica, el pueblo original de la India antes de que las fuerzas invasoras venideras se extendieran por todo el subcontinente.

Hay muchos monumentos maravillosos con los paneles de esculturas, las cuevas, carros monoliticos y los templos. Los santuarios fueron excavados en la roca, formando cuevas. La cueva de Krishan es notable por su representación realista. En la cueva de Mahishasurmardini, en un lado está un bajo relieve magnifico de dios Vishnu en su sueño cósmico y en el otro lado está la diosa Durga que lucha un búfalo - el demonio.

En la playa, a escasos trescientos metros nos encontramos la arena, las olas y el pequeño "Templo de la Orilla", que sigue resistiendo al hostigamiento del viento y del mar desde tiempos inmemoriales. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad para rescatarlo y preservarlo de las inclemencias de los elementos que han dejado sistemáticamente huella en él. El templo de la Orilla es uno de los templos más viejos que pertenecen al octavo siglo d.de.c y es un buen ejemplo de los templos estructurales construidos en el estilo de Dravidiano.

Antes de llegar a Mamalapuram, paramos en la granja de cocodrilos localizada en el pueblo de Vadanemmeli, 35 kilometros al sur de Chennai. Debido a que la poblacion de estos reptiles se ha visto mermada en todos los santuarios del pais, aqui se dedican a criarlos. Es realmente espectacular ver cocodrilos asi, tan de cerca. A veces parece que uno esta ante verdaderas alfombras de metros y metros de piel de cuadritos. El lugar es precioso, lleno de arboles y muros de piedra que guardan a los inexpresivos animales, quienes lo ven a uno como de reojo y, de repente, salen corriendo a una velocidad que no se espera de bestias tan pobremente provistas de patas.

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