Puentes
Me paro en el centro del puente de Waterloo, uno de los tantos puentes por el que se cruza el Támesis. Fabuloso sitio para hacer una pausa.Respiro profundo y miro primero de un lado a otro y luego alrededor: enfrente, el Teatro Nacional; a un lado, la gran rueda del "Ojo de Londres" y, más allá, el parlamento británico, con la torre del Big Ben. Del otro lado, la catedral de San Pablo, recuerdos imaginarios del Globo de Shakespeare y de las calles de Dickens, y, a lo lejos, las siluetas de varios puentes y de los rascacielosde la City. Londres de un solo vistazo y llena de vida y recuerdos.
Me paro en el centro del puente de Waterloo, uno de los tantos puentes por el que se cruza el Támesis. Fabuloso sitio para hacer una pausa.Respiro profundo y miro primero de un lado a otro y luego alrededor: enfrente, el Teatro Nacional; a un lado, la gran rueda del "Ojo de Londres" y, más allá, el parlamento británico, con la torre del Big Ben. Del otro lado, la catedral de San Pablo, recuerdos imaginarios del Globo de Shakespeare y de las calles de Dickens, y, a lo lejos, las siluetas de varios puentes y de los rascacielosde la City. Londres de un solo vistazo y llena de vida y recuerdos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario