domingo, 12 de noviembre de 2006

La comida…

La comida…

Una cosa curiosa, parte de la cultura es que en los restaurantes se entra primero a un primer piso que es zona común, después en un segundo piso tiene una zona más elegante para los que quieran pagar un poco más, y después tienen un tercer piso y zona separada donde hay pequeñas piezas privadas con una mesa circular, mantel largo de terciopelo, flores, lindas ornamentaciones, etc. Estos reservados son para que se pueda compartir una cena o almuerzo (“banquete”) con intimidad sin depender de las miradas de desconocidos.

Hay tres mozos o mozas por lo menos, todos vistiendo trajes típicos de seda y con un servicio impecable, que hacen que uno se sienta (o se crea por un par de horas) como emperador o parte de la realeza. Cada plato viene exquisitamente decorado con arreglos de verduras en forma de flores, animales, etc y la vajilla de porcelana es siempre hermosísima. Fui agasajada con varios banquetes en estos reservados…

Los típicos rollitos de primavera no son tan típicos en China. No son un alimento habitual y no se suelen encontrar en los restaurantes. De hecho, escasean tanto como los tenedores. Comer con palillos no es fácil, pero a todo se puede aprender con un poco de práctica y paciencia. Con los palillos hay que evitar que se caiga la comida entre el plato y la boca, pero no queda otra porque únicamente en los restaurantes occidentales se encuentran tenedores y cuchillos.
Por lo general comen una mezcla de verduras, carnes y mariscos. Las verduras por lo general se cocinan al vapor o fritas con ajo. Las carnes suelen sorprender. Las hay de cerdo, del cual se comen todo, incluyendo la sangre hervida en cuadritos; de vaca, pollo, pato etc etc. En general se prepara y se sirve el animal entero, con cabeza, patas, uñas y piel, y así se lo comen…
Una de las exquisiteces de la comida china es el pato. El Bejing duck “pato pequinés” es el más famoso: Se prepara entero, horneándolo después de haberlo untado con una especie de melaza. Te lo sirven enterito, cortado en rodajas, primero la piel, muy grasa y muy crujiente, y luego la carne, compacta y de color oscuro. El pato se lo sirve en una fuente, con cuello y cabeza incluidos; que es lo más sabroso (para los chinos).También te llevan a la mesa tiras de pepino chino y de cebolla tierna, además de salsa espesa de soja (con un sabor muy fuerte y algo desconcertante, como si fuera un chocolate salado, si es que te lo podés imaginar), y un montón de panquequitos de harina muy tiernos y muy, muy finitos. El sistema es similar al de los burritos mexicanos: ponés en el panqueque las rodajas del pato, las verduras y la salsa y lo doblás. Supuestamente, la comida debería acabar con una sopa preparada con los restos del pato.

De los mariscos todo se come, incluyendo gusanos de mar, tortugas, anguilas etc; la especialidad son las cabezas de pescado, en donde uno come y chupa todo el mar. Los mariscos y pescados les gustan que estén bien frescos, por lo que los mantienen vivos dentro del restaurant: peceras con peces de todos los tamaños, anguilas, tortugas etc nos dan la bienvenida.

En algunos lugares hay jaulas con serpientes: si decidimos pedir este manjar, un camarero nos acompañará hasta la jaula para que elijamos una serpiente, a la que matará delante de nosotros, cortándole la cabeza con unas tijeras. Después, por un lado, verterá su sangre en un pequeño recipiente con aguardiente y, por otro, su bilis, que posteriormente nos ofrecerá como exquisitos licores. Una vez frita, con piel y todo, dicen es difícil definir el sabor de la serpiente, no se parece a ningún otro alimento; mientras que la tortuga, troceada y servida en sopa, tiene un gusto similar a la carne de pollo. Yo solucioné estos problemas de comida diciendo que soy vegetariana, así que me dediqué a comer exquisitos platos de verdura, todo tipo de algas, hongos de todo tipo, tallos de bambú, tofu etc. Las comidas vegetarianas son deliciosas aunque algunas un poco picantes.

Los chinos no comen con pan, ni hay postre ni dulces: los mozos traen los platos continuamente sobre el centro de mesa que da vueltas, y la gente va probando de cada plato con sus palillos haciendo girar el centro de mesa hasta tener el plato que quiere delante suyo. Así uno va picando infinita cantidad de platos, todos servidos impecablemente.

Es sorprendente la inmensa cantidad de comida que sirven. Esto es debido a que la buena educación indica que debe sobrar comida. Se calcula que los chinos desperdician al año una cantidad de comida suficiente para alimentar a 100 millones de personas. Además de todas las carnes, verduras y pescados, sirven tres o cuatro tipos de sopa. Luego de la comilona, siempre sirven arroz o tallarines (noodles), por si alguno se quedó con hambre! Para rematar, sirven melón y sandía (nunca postre) y allí uno sabe que la velada está por acabar.

La cantidad de carne que comen es infernal, en una especie de desafío y triunfo al hambre que sufrieron durante la infancia, los colegas cuentan que no había lo que comer, solo verduras y más verduras y la carne era un lujo inalcanzable…

Mientras tanto y para beber, amén del clásico té verde, toman cerveza y/o licor chino “Moltai” (y a veces vino, otra costumbre occidental que va entrando poco a poco) y brindando todo el tiempo, generalmente uno propone un brindis a otro y asi brindan infinidad de veces durante la comida. A veces dicen “gampei” que significa “fondo blanco” y los dos deben tomar todo el contenido del vaso y mostrar uno al otro que ha dejado el vaso vacío. No es raro verlos tornarse rojos de alcohol y a veces se emborrachan en serio! Conmigo, no hay problema: yo aviso que no tomo alcohol, y brindo con agua alegremente! Y como la comida es larga con tantos platos, hacen una pausa y fuman, y siguen comiendo, y tomando… que mala costumbre eso de fumar en el medio de la comida…

Lo que más me agrada es lo que los chinos llaman la “cazuela caliente”. Es una forma más de compartir entre la familia y también con los invitados. Todos se sientan alrededor de la mesa en donde la cazuela esta en el centro de la mesa, en un hueco, se pone con agua a hervir; cuando hierve se van poniendo todo: hongos, carne, verduras, pollo, tofu (soja), así como algunas especialidades: hígado, riñón y bolitas de pescado, entre otros. A medida de que se cuecen, los comensales van sacándolas con los palillos, entre plática y plática, mientras se toma cerveza o licor de cereales, se pasan momentos muy agradables.

Aunque la cultura yanqui va penetrando a ritmos aceleradísimos, hay un Mc Donalds y Kentucky Fried Chicken cada 2 cuadras y no faltan los cafés Starbucks y Pizza Hut, y demás redes comestibles occidentales de moda.

En las calles tradicionales hay comederos populares el olor a comida lo llena todo. Hay abundancia de verduras y mucha diversidad de platos, destacando sorprendentes brochettes de escorpiones, gusanos en caramelo y escarabajos fritos, que obviamente renuncio a probar. En los mercados públicos de la calle hay puestos que ofrecen distintos tipos de carne o frutos de mar, pinchados en un palito, tipo brochette, que te cocinan a tu vista. Se puede comer carne de cerdo o langostas o hasta una estrella de mar.

Los desayunos son más desagradables: al más estilo chino, sólo hay verduras cocidas, carne, sopa y té verde, nada de café o pan o medialunas. Nada “normal” que uno pueda comer a la mañana! Lo más cercano al pan son unos bollos de arroz fermentado, que no tienen gusto a nada pero es lo único que puedo meter en el estómago a esas tempranas horas.

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